En Bandurria, su tercer disco de estudio, Tincho Acosta alcanza un punto de madurez sonora que refleja años de búsqueda y crecimiento. Grabado junto a Roberto Garcilazo (también coproductor del álbum), Jonatán Schenone, Juan Pablo Castrillo y Federico Aguirre, el disco respira ese sonido de grupo ensamblado, de músicos que se conocen, que escuchan y se dejan espacio.
El álbum propone un recorrido donde conviven distintos mundos musicales: el jazz, el samba, la salsa, el candombe, la canción latinoamericana y el folklore dialogan de manera orgánica, sin forzar fusiones, sino dejando que cada tema encuentre su forma natural. Como el mismo Acosta explica, los arreglos se trabajaron en ensayos previos, permitiendo que las canciones crecieran colectivamente antes de entrar al estudio. El resultado es un disco sólido, cálido, de climas cuidados y una interpretación que fluye con naturalidad.
Una de las perlas del disco es Plaza Matheu, una pieza a cuatro guitarras y percusión inspirada en el milongón uruguayo, donde participaron Gimena Mazzelo, Simón Marziali, Bernardo Bogliano y Alejandro Bertora en la interpretación vocal.
El arte de tapa, a cargo de Santiago Bou Grasso, acompaña la estética sonora del disco, creando un clima visual que completa la propuesta artística.
Nacido en Quilmes, criado en Bariloche y actualmente radicado en La Plata, Tincho Acosta combina en su carrera la docencia, la participación en diversos proyectos musicales y su camino como cantautor, donde Bandurria aparece como una síntesis lograda de sus recorridos anteriores.
Un disco sereno, luminoso, donde las canciones invitan a detenerse, a escuchar con los oídos y con el cuerpo.
