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El Grito de la Tierra: Un festival para alzar la voz en defensa del patrimonio natural

A lo largo y ancho de Argentina, este ciclo de festivales se despliega con la fuerza de quienes saben que la música, la poesía y el arte en todas sus formas son las armas más poderosas para enfrentar las amenazas que se ciernen sobre nuestro medioambiente.

En una época marcada por el cambio climático, la destrucción de ecosistemas y la entrega de recursos naturales a capitales extranjeros, el festival es un llamado a la acción. Los festivales, que ya han recorrido provincias como La Pampa, San Luis, y Catamarca, se presentan como un espacio de unión entre las comunidades locales y los artistas que se ofrecen como voceros de la tierra. Este octubre y noviembre, El Grito de la Tierra continuará su recorrido, llevando su mensaje de lucha y amor por la naturaleza a Rosario, Salta, Córdoba, y más puntos de Argentina.

La esencia del festival es clara: devolverle la voz a la naturaleza, reconocerla como un sujeto de derechos, al igual que cualquier ser humano o institución. Un proyecto de ley en el Senado busca este reconocimiento legal, siguiendo ejemplos de otros países donde los derechos de los ríos, bosques y montañas se protegen en tribunales. En este marco, El Grito de la Tierra se convierte en algo más que un evento artístico: es un acto de resistencia frente a un sistema que dispone de nuestro legado natural como si fuera su propiedad privada.

Una red de voces en defensa de la tierra
El Grito de la Tierra no sería lo que es sin la participación comprometida de artistas de todo el país. El guitarrista Juan Falú, uno de los coorganizadores junto al poeta Leopoldo Castilla, ha convocado a músicos, poetas, bailarines, actores y artistas visuales de cada región para que sumen sus voces a esta protesta cultural. En cada provincia, los festivales se nutren de los talentos locales, ofreciendo un espacio inclusivo y horizontal donde el arte se fusiona con la conciencia ambiental. «El arte siempre ha sido un defensor de la armonía entre el ser humano y la naturaleza», afirma Castilla. Y es que los artistas, con su capacidad para conectar lo invisible, saben que los árboles piensan, que los ríos lloran y que el suelo palpita bajo nuestros pies.

Uno de los pilares fundamentales de este festival es la creación de una red de festivales en todo el país, un «Corredor de Festivales Argentinos» que permita a los artistas trasladarse de una provincia a otra, compartiendo su mensaje de defensa del patrimonio natural. Esta red no solo refuerza la visibilidad del movimiento, sino que también fomenta una colaboración activa entre comunidades que, aunque distantes geográficamente, comparten la misma preocupación por el destino de la tierra.

Un movimiento que crece y se multiplica
Desde sus primeras ediciones, en Toay y Santa Rosa, La Pampa, el festival ha crecido de manera exponencial. Lo que comenzó como una propuesta artística se ha convertido en una plataforma para tejer redes entre colectivos, grupos ambientalistas, y organizaciones ya establecidas. Este crecimiento espontáneo refleja la urgencia del mensaje: cada vez más personas entienden que proteger la tierra no es una opción, sino una necesidad. Y los festivales son la expresión de esa necesidad, donde el arte y la acción se encuentran.

El éxito de estas primeras ediciones ha llevado a que el festival se expanda por toda Argentina, con algunas provincias organizando incluso varias fechas para poder dar cabida a todos los artistas que desean participar. Este octubre, El Grito de la Tierra resonará en Rosario, Salta, Santiago del Estero, Córdoba, y Buenos Aires, entre otras ciudades, llevando su mensaje a cada rincón del país.

Conasud y el reconocimiento de los derechos de la naturaleza
Detrás de El Grito de la Tierra está Conasud, la Convocatoria por la Naturaleza como Sujeto de Derechos, una organización conformada por poetas, periodistas, ambientalistas y abogados que buscan transformar la manera en que la ley ve a la naturaleza. En lugar de tratarla como un recurso explotable, Conasud propone que se le otorgue el estatus de sujeto de derechos, como ya ocurre en países como Ecuador y Bolivia.

Este reconocimiento jurídico no es solo simbólico: permitiría que los derechos de un río, un bosque o una montaña sean defendidos en un tribunal, protegiéndolos de la explotación indiscriminada. En 2023, Conasud presentó un proyecto de ley en el Senado argentino para avanzar en esta dirección, una legislación que, según Teuco Castilla, «invierte la mirada antropocéntrica y recupera un paradigma ancestral.»

Un futuro incierto, pero con esperanza
El éxito de El Grito de la Tierra dependerá en gran medida de la capacidad del movimiento para seguir movilizando a la sociedad. Pero, como afirma Castilla, el futuro del festival está íntimamente ligado al futuro de la política ambiental en Argentina. Si el gobierno de Javier Milei continúa adelante con sus políticas de entrega de recursos naturales a capitales extranjeros, la lucha de El Grito de la Tierra será más necesaria que nunca.

El festival, entonces, no es solo un evento cultural: es una respuesta urgente a las políticas que amenazan nuestro ecosistema. Es una forma de recordar que la tierra, lejos de ser un botín para pocos, es el hogar de todos. Y que su destrucción nos afecta a cada uno de nosotros, hoy y en el futuro.

En un mundo donde las multinacionales continúan devastando el planeta y los gobiernos parecen cerrar los ojos ante la catástrofe, el arte se alza como una forma de resistencia. El Grito de la Tierra es, en definitiva, una llamada a proteger lo que es nuestro, lo que nos pertenece y lo que debemos legar a las futuras generaciones. Porque, como bien lo dijo Antonio Gutiérrez, secretario general de las Naciones Unidas: «La era de la ebullición global ha llegado». Y solo nosotros podemos detenerla.

Fechas de los próximos festivales
El Grito de la Tierra continuará su recorrido en octubre y noviembre con las siguientes fechas:

6 de octubre: Rosario, Santa Fe
8 de octubre: Salta
10 de octubre: Santiago del Estero
11 de octubre: Córdoba, Neuquén y CABA
18 de octubre: Santa María, Catamarca
19 de octubre: Río Grande, Tierra del Fuego
24 de octubre: CABA (segunda fecha)
25 de octubre: San Salvador de Jujuy
26 de octubre: San Juan y Tilcara, Jujuy
27 de octubre: La Plata (representación de las islas Malvinas)
29 de octubre: Quilmes, Buenos Aires
El Grito de la Tierra es una invitación a participar, a escuchar y a actuar. Porque la tierra nos llama, y es nuestra responsabilidad responder.