María PienMaría Pien abre este disco con su voz de niña de 12 años, guardada como una cápsula de tiempo: un cumpleaños lejos del ruido, en la paz de la naturaleza. Ese registro inicial es la llave que abre REC or dando, un álbum atravesado por la memoria y el duelo, pero también por la ternura y la pulsión de vida. Hay otros momentos en que el audio de filmaciones caseras nos acercan distintos momentos de intimidad familiar que habitan en cada composición.
Las canciones dialogan con su disco anterior (Recordar / volver a pasar), hermanas en la búsqueda de atravesar la pérdida del padre, de nombrar los afectos, de tender puentes entre generaciones. Hay guitarras acústicas que sostienen climas íntimos, como en Enero o Queridos pies, pero también programaciones que laten como un corazón herido en Paloma, junto a Candelaria Zamar.
En estas piezas conviven lo personal y lo universal: los sonidos de familia, los duelos que cada quien lleva consigo, la necesidad de detener el tiempo para darle lugar a la emoción. Párrafo aparte para la delicadeza de Queridos pies —un mantra de gratitud y arraigo— y la presencia de voces queridas como Lola Cobach y Feli Colina, que amplían el círculo de sensibilidades que María convoca.
REC or dando reivindica la lentitud, la escucha profunda, la digestión emocional. Pien lo propone casi como un ritual: una invitación a parar la máquina y dejar que la música nos acompañe, nos abrace y nos recuerde que recordar es volver a pasar por el corazón.
Ale Simonazzi
