Al escuchar Pirca, uno no tarda en sentirse caminando por un sendero que se extiende entre los valles y las montañas, rodeado de ese silencio que lo dice todo. Este disco no solo propone un recorrido por paisajes sonoros del noroeste argentino, sino que invita a entrar en una conversación íntima entre las guitarras y las voces. Es un diálogo entre dos mundos: el urbano y el rural, el pasado y el presente, la memoria y la creación.
El dúo conformado por Juan Pablo Piscitelli y Patricio Gómez Saavedra ha tejido un trabajo que se siente profundamente enraizado, pero que a la vez está lleno de búsquedas y preguntas. Pirca es un reflejo de esa tensión hermosa entre lo tradicional y lo personal, entre la herencia y el deseo de transformarla en algo único. En sus cuerdas, cada zamba, chacarera o vidala cuentan una historia y conectan las vidas y luchas que atraviesan esos paisajes.
Pirca suena reflexivo, con momentos nostálgicos y otros de celebración. Entre cuecas y bailecitos habita ese movimiento de nuestra tierra que se sacude para seguir floreciendo. Temas como La letanía del lapacho o Amaicha nos traen postales que combinan la belleza del paisaje con las emociones humanas que siempre están presentes en los lugares que habitamos y en aquellos que llevamos dentro.
El Dúo Piscitelli – Gómez Saavedra construyen su identidad sonora a partir de un hilo que conecta sus composiciones con esa tradición tan rica de la música tucumana, pero también hay una voluntad de caminar por nuevos territorios. En cada acorde, en cada frase, está el respeto por lo que fue, pero también la mirada hacia adelante.
Pirca invita a sentarse, cerrar los ojos y dejarse llevar por esas texturas que evocan las piedras de una tapia, pequeñas pero firmes, que juntas sostienen algo mucho más grande. Es un recordatorio de que la música puede ser tanto refugio como camino, tanto memoria como futuro.