Un bandoneón que respira ese encuentro natural entre el tango y el rock nacional. Peke Dima busca en este disco hacer dialogar sus dos herencias: el tango que le bajaba de la casa de sus abuelos y el rock que lo esperaba arriba, en la adolescencia y en la primera juventud.
El disco propone un viaje singular: clásicos de Charly García, Spinetta y Fito Páez —Desarma y sangra, Muchacha (ojos de papel), Giros, Los libros de la buena memoria, Yo vengo a ofrecer mi corazón— revisitados en clave tanguera. Pero no se trata de un capricho ni de un mero experimento: Dima muestra que entre esas canciones y el fueye siempre existió un hilo secreto. Como él mismo reconoce, “las músicas de Luis tienen tango, como las de Charly”. Y quien escucha lo descubre al escuchar un bandoneón que busca revelar lo que estaba escondido.
Acompañado por Ariana Vilas en piano y Luz Murúa en violonchelo, el trío le otorga a cada tema una nueva profundidad, entre la nostalgia y la ternura. Grabado en Spector Studios y trabajado con la sensibilidad de Javier Russo en mezcla y masterización, el álbum suena íntimo, casi confesional, como si cada fraseo de bandoneón nos llevara de la mano a ese encuentro con nuestra memoria cultural.
En Para los días de la vida, Peke Dima demuestra que el tango y el rock son una misma voz hecha de melancolía, esperanza, herencia y presente. Un disco para volver a escuchar esas canciones eternas bajo una nueva luz.
Ale Simonazzi