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Grita en mí – Sebastián Macchi

1Track
  • A Bright And Hopeful Future
    1:17

Séptimo disco de este pianista, compositor y cantautor que desde el paisaje fluvial del Paraná abre su mirada en diversidad de estilos y formaciones. Grita en mí es la primera grabación junto al Colectivo Baldío. Piano y voz al frente, bajo y batería bien presentes, guitarra eléctrica filosa cuando hace falta y teclados y coros que arropan.

La marca del rock nacional está ahí, ecos de Spinetta, Charly, Fito, pero no como cita ni calco, sino como parte de un linaje afectivo. Las canciones entran fácil a primera escucha, pero piden quedarse: hay capas de armonía, de arreglos y de poesía que se van revelando con cada vuelta. Al lado de esa herencia rockera asoman también la canción litoraleña, el piano con aire jazzero, algún perfume de Brasil y el pulso costeño del Paraná, siempre presente aunque no se lo nombre.

El grupo suena con identidad. No hay maquetas ni cirugías extremas: grabaron juntos, tomas enteras, buscando capturar “música viva, habitada en cuerpo y alma”. Se nota en el aire entre instrumentos, en cómo respiran los silencios, en esos momentos donde la canción parece ir encontrando su forma mientras avanza. Es un sonido cuidado, pero nunca de laboratorio.

Las nueve composiciones de Macchi miran de frente al mundo que nos toca: la infancia, la virtualidad, las ciudades, la belleza, el dolor, el amor y la muerte. Y, muy especialmente, el ecocidio y la destrucción de los humedales. Temas como “De humo y humedales” o “A pesar del ecocidio” nombran lo urgente desde la reflexión y la imagen poética, sin consignas fáciles ni panfletos. La música tiene el mismo peso que la palabra: lo que se dice importa tanto como cómo suena.

Contra el algoritmo y la ansiedad de la playlist, Grita en mí se permite algunas canciones «largas»: más de cinco minutos para habitar un clima, un motivo, una sola palabra o un acorde que se abre como abanico. “Flores efímeras”, “Sangres y elementos”, “Envés”: piezas que invitan a bajar un cambio y quedarse ahí, dejando que la banda construya el paisaje nota por nota. Es, también, una defensa del tiempo de la escucha como experiencia en sí misma.

Aunque el disco canta un tiempo oscuro, no se queda en la derrota. Hay un hilo de esperanza que atraviesa todo: la idea de que, aun en medio del desastre, sigue habiendo luz, amorosidad, oportunidad. Las letras insisten en ese grito de vida que da título al álbum: una voz que no niega la tristeza ni la violencia del presente, pero elige responder con belleza, pensamiento y música.

Respaldado por una trayectoria que incluye trabajos como Luz de agua, Piano solito, Aguasílabas y Melodía baldía, además de giras por medio mundo y colaboraciones con grandes de la música popular, Macchi consolida aquí un universo propio y potente. Grita en mí es un disco muy bello, de esos que se agradecen: porque dice mucho, porque se toma el trabajo amoroso de buscar cómo decirlo y porque nos invita a algo sencillo y radical a la vez: sentarnos, escuchar y dejar que también grite en nosotros.

Ale Simonazzi