Revuelto

Luchas y Resistencias | Desde Andalgalá, con Ana Radusky

En el corazón de los cerros, donde el viento lleva nombres ancestrales y el agua es sagrada, Andalgalá sigue caminando.

Hoy, con Ana Radusky al aire desde Catamarca, nos unimos a una jornada de acción global contra Glencore, la multinacional extractivista que este mismo día celebró en Suiza su asamblea de accionistas, brindando por ganancias construidas sobre la devastación. Desde aquí, desde donde la tierra tiembla de dignidad, les decimos: no en nuestro nombre.

Y hay más: este 31 de mayo se cumplen ochocientas caminatas ininterrumpidas en defensa del agua y la vida. 800 sábados seguidos de cuerpos presentes, de palabras plantadas, de canciones y pinturas que florecen en cada ronda. Una gesta silenciosa y luminosa que ya lleva más de quince años marcando el pulso de un pueblo que eligió no rendirse.

Todo empezó un 2 de enero de 2010, cuando la Asamblea recién nacía y un megáfono recorrió calles y barrios llamando a la plaza. El motivo: Agua Rica. La respuesta: cientos de familias de pie. Desde entonces, no dejaron de marchar. Inspiradas en las Madres de Plaza de Mayo, estas caminatas convirtieron la resistencia en una liturgia popular.

Han recibido premios, sí. Han sido estudiadas y admiradas. Pero sobre todo, han tejido comunidad. Porque Andalgalá camina junta, con la memoria al frente y los sueños por delante.

Ellos —los que saquean, reprimen, contaminan— siguen soñando con una plaza vacía. Nosotros, mientras tanto, pintamos carteles, hacemos programas de radio, escribimos canciones y murales. Sostenemos la ternura en medio del combate. Porque sabemos que caminar en círculo también es avanzar, y que la esperanza se cultiva en ronda.

Y cada sábado, cuando las voces vuelvan a sonar en la plaza, cuando las huellas nuevas se mezclen con las antiguas, sabremos que el agua todavía canta… y que la vida sigue latiendo.

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