FAPI 2024: Once años de folklore, identidad y memoria colectiva
Este 9 de noviembre el Festival Folklore y Arte Popular x la Identidad (FAPI) cumple once años. Organizado por el Departamento de Folklore de la Universidad Nacional de las Artes junto con Abuelas y Madres de Plaza de Mayo, el evento vuelve a desplegar su escenario en Buenos Aires como una celebración de la memoria y la identidad. Con artistas invitados, feria de artesanos y homenajes especiales, FAPI convoca a un encuentro que, más allá de la música y el baile, se convierte en un abrazo de resistencia por la defensa de los Derechos Humanos y la educación pública.
Con el correr de los años, el FAPI se ha transformado en un verdadero hito dentro del calendario cultural porteño. Este festival, nacido del impulso de la Universidad Nacional de las Artes y con un profundo vínculo con Abuelas y Madres de Plaza de Mayo, llega en 2024 a su undécima edición, y lo hace en un contexto que vuelve más urgente que nunca la defensa de los Derechos Humanos y la educación pública, gratuita y de calidad. En esta ocasión, la cita es el 9 de noviembre en la sede del Departamento de Folklore, en Sánchez de Loria 443, un espacio que abrirá sus puertas a toda la comunidad desde las 19 h para celebrar y resistir a través del arte y la cultura.
La esencia de FAPI: Identidad y compromiso
¿Qué significa FAPI para quienes participan, organizan y asisten año a año? El Festival Folklore y Arte Popular x la Identidad es mucho más que un evento artístico; es un espacio de encuentro que propone, desde sus inicios, un viaje a las raíces culturales argentinas, a los paisajes que componen su identidad, y a la historia que comparten miles de ciudadanos comprometidos con la construcción de memoria y justicia social. “Es un abrazo colectivo”, en palabras de quienes impulsan el evento, una oportunidad para celebrar lo que une, aquello que resuena en cada zamba, chacarera o tango, y que también conecta con la historia viva de las luchas por la memoria, la verdad y la justicia.
Cada edición de FAPI es la oportunidad de conectar a nuevas generaciones con ese sentido de pertenencia y responsabilidad, recordando la importancia de la participación activa en la defensa de derechos. Desde su primera edición, el festival ha sido una respuesta cultural en conjunto con organizaciones como Abuelas y Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, la Asociación de Familiares y Compañeres de los 12 de la Santa Cruz, y ha crecido bajo el amparo de estas entidades. Estas alianzas refuerzan el espíritu de FAPI, que no solo celebra sino que además invita a la reflexión sobre lo que significa mantener viva la memoria histórica.
Artistas, danza y feria: una celebración de la diversidad
Este año, el festival contará con la participación de la Orkesta Popular San Bomba, Villera Vip, La Cumbionca y la DJ La Coneja China, entre otros. Estos músicos representan una variedad de estilos y colores que, juntos, componen un cuadro vibrante de la escena musical independiente y de raíz en Argentina. Desde los sonidos más tradicionales hasta las fusiones contemporáneas, cada propuesta busca conectar al público con la identidad cultural en sus diferentes manifestaciones, reivindicando la diversidad y la riqueza de nuestra música. A esto se sumarán los elencos institucionales de la UNA: la Compañía de Tango y el Ballet Folklórico. También habrá una pista de baile, animada por el centro de estudiantes y la agrupación «La Taty Almeida».
Como cada año, la feria de artesanos también estará presente, ofreciendo una gran variedad de creaciones originales que van desde indumentaria y accesorios hasta obras artísticas y productos gastronómicos. Este espacio brinda la oportunidad de conectar con quienes crean y producen desde su oficio, en un contexto donde la identidad y el arte se presentan como un todo indivisible.
Un FAPI en clave de homenaje y resistencia
Uno de los momentos más emotivos de esta edición será el homenaje a tres mujeres cuyo compromiso con los Derechos Humanos y la justicia social ha dejado una huella imborrable en la sociedad. Se trata de María Claudia Albornoz, feminista y cronista comprometida con los barrios populares; Mónica Hasenberg, fotógrafa de luchas sociales; y Mabel Careaga, hija de Esther Ballestrino (fundadora de Madres de Plaza de Mayo). Cada una de estas mujeres ha forjado caminos de resistencia y memoria a través de su trabajo, y su reconocimiento en FAPI se convierte en un gesto de agradecimiento por sus luchas y por su legado en la construcción de una sociedad más justa y consciente.
En este sentido, el festival también rendirá un homenaje especial a Tati Almeida, figura ineludible en la defensa de los Derechos Humanos en Argentina. Desde sus inicios, Almeida ha acompañado el festival y se ha convertido en una presencia que inspira y fortalece la voluntad de quienes participan en FAPI. Su historia es, en sí misma, un llamado a la memoria activa y un ejemplo de resiliencia.
Derechos Humanos y educación pública: un espacio de re-existencia
El FAPI de este año no es solo una fiesta, es también un acto de resistencia. En un contexto en el que las políticas de Derechos Humanos y las universidades públicas enfrentan numerosos ataques, la celebración del festival se transforma en un espacio para re-existir, para hacerle frente a las adversidades a través del arte y la comunidad. La crisis alimentaria que afecta a numerosos sectores de la población ha hecho que, en esta edición, se sumen nuevas acciones solidarias: La Garganta Poderosa realizará una colecta de alimentos no perecederos durante el festival, con el fin de ayudar a comedores y merenderos comunitarios que atraviesan momentos difíciles. Este gesto de solidaridad refuerza el compromiso del festival con las problemáticas actuales, recordando que la lucha por los Derechos Humanos sigue siendo urgente y vigente.
El FAPI es mucho más que un evento; es una declaración de principios, un recordatorio de la importancia de cuidar y proteger a las generaciones futuras a través de una educación inclusiva, diversa y gratuita. La Universidad Nacional de las Artes, que organiza este festival desde su Departamento de Folklore, también se encuentra defendiendo su espacio y su misión, en un momento en el que las universidades públicas enfrentan limitaciones presupuestarias y cuestionamientos que amenazan su permanencia y desarrollo.